jueves, 23 de julio de 2009

Curso tutorial de escritura para niños y jóvenes

Escribir literatura para niños y jóvenes. Curso tutorial



Por Luis Rafael




FICHA RESUMEN TALLER



• Nivel: inicial


• Periodicidad: anual


• Duración: Curso anual de octubre a junio.
Plazas limitadas. Matrícula abierta.


• Apertura de grupos:
Aunque los cursos empiezan en octubre puedes incorporarte a cualquiera de los grupos en funcionamiento en tanto que existan plazas libres. Consulta la disponibilidad llamando a nuestro teléfono 915 311 509



• Horario:
Jueves 17,30 a 19,30


• Modalidad: taller presencial en Madrid




Introducción

Plantea Gianni Rodari: “Para hacer una literatura infantil que no caiga sobre los niños como un peso externo o como una tarea aburrida, sino que salga de ellos, viva con ellos, para ayudarlos a crecer y a vivir de forma plena, tendríamos que conseguir relacionar íntimamente estos tres sustantivos: imaginación-juego-libro.” De igual modo, un buen taller literario debe dar margen al divertimento y al desarrollo de la imaginación, para conseguir la escritura de libros amenos y originales. Este curso está, por tanto, encaminado a estimular a quien tiene un libro destinado a niños o jóvenes, pensado o escrito a medias, y necesita orientación para culminarlo satisfactoriamente. En el taller le ayudaremos a organizar y esquematizar su obra, a corregirla y lograr un desarrollo y una presentación adecuados para su presentación a un concurso o su publicación.
El curso de escritura tutelada abordará tanto el cuento, la poesía y la novela. Aunque comentaremos creaciones de clásicos de la literatura para niños y jóvenes y de los premios Andersen, el material básico para el trabajo del taller será el proyecto de libro que desee desarrollar cada autor. El profesor leerá el texto en cuestión, sugerirá procedimientos y técnicas a propósito de las deficiencias que muestre cada caso y propondrá cambios y bibliografías adecuadas.



Descripción

Todo el trabajo será interactivo y combinando la teoría con la práctica de escritura. Abordaremos las técnicas de la narrativa contemporánea para niños y sus géneros, así como métodos de composición poética y versificación. Analizaremos la obra de autores consagrados para descifrar sus claves de escritura.
En el caso del taller presencial, constará de dos encuentros individuales cada mes y dos grupales. En las clases colectivas abordaremos técnicas y comentaremos autores de interés general. En las sesiones individuales trabajaremos los textos de forma personal y daremos continuidad a la escritura y reescritura hasta culminar el libro.
En el caso del taller por Internet, serán al menos dos citas mensuales, mediante envíos por correo electrónico de materiales y correcciones. Cada mes el alumno remite el texto en que ha trabajado y el profesor lo corrige y reenvía con las sugerencias, para establecer un sistema que permite avanzar en el libro escribiendo y corrigiendo.



Objetivos

Desarrollar habilidades técnicas y culminar la escritura de un libro destinado a niños o jóvenes.


Dirección y Coordinación
Luis Rafael: Narrador, poeta y ensayista. Dirigió los talleres Miguel de Cervantes (1989-1994), Enrique José Varona (1995-1997), la revista literaria Jácara (1995-2005). Ha publicado una docena de libros de diferentes géneros, entre ellos los títulos destinados al público infantil y juvenil: Dos leyendas (narrativa, 1996), El detective Perrín acude al llamado (cuentos policíacos para niños, 2002), Cuentos para dormir (cuentos para niños, 2005), Crece en mi cuerpo el mundo (poesía para niños, 2005), Mulato (novela para de aventuras para jóvenes, 2006), Liz desea (novela, 2009). Su serie de libros del Detective Perrín alcanzó ventas de más de 100 mil ejemplares. Ha impartido cursos y conferencias sobre literatura y participado en eventos científico- investigativos dedicados al estudio de la literatura en varias universidades y centros culturales de Cuba y el extranjero. Sus textos han sido traducidos al inglés, al holandés, al ruso, al griego, al portugués y al árabe. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo "Eliseo Diego", en 1996. Es Doctor en Filología Hispánica, Máster en Didáctica y Máster en Estudios Literarios. Colabora con el Instituto Cervantes como columnista de la sección Rinconete.


MODO DE PAGO

Mensual. Cargaremos a comienzos de mes el importe en tu cuenta.

Trimestral. Con tarjeta de crédito o al contado.

FORMAS DE PAGO
Pagos mensuales mediante recibo bancario (si dispones de cuenta en Bancos españoles o que operen en España te enviaremos los recibos a tu cuenta por el importe de los pagos).

Pagos trimestrales mediante tarjeta de crédito. Consultar condiciones por teléfono o en las oficinas.

Cualquier duda sobre formas de pago puedes consultárnosla en info@fuentetajaliteraria.com, o el teléfono 91 531 15 09 de 10 a 14:30 y de 17:15 a 20 horas en días laborables.



Dudas
INFORMACIÓN:
Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja
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Tel: 91 531 15 09
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LUGAR: C/ San Bernardo 13, 3º izquierda
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lunes, 13 de julio de 2009

Rinconete sobre Jesús Castellanos

Rinconete > Literatura
Viernes, 12 de junio de 2009
LITERATURA

Jesús Castellanos y sus alegorías narrativas

Por Luis Rafael

Jesús Castellanos (La Habana, 1879-1912) fue uno de los intelectuales de Cuba que más sobresalieron en los primeros años de la República (1902-1959). Participó en la fundación de la Academia Nacional de Artes y Letras y de la Sociedad de Conferencias; publicó artículos, cuentos, novelas y ensayos; hizo presentaciones públicas sobresalientes. En 1908 resultó premiada su novela La conjura en los Juegos Florales organizados por el Ateneo de La Habana. Su fallecimiento prematuro, a los 33 años, representó una notable pérdida para las letras y la cultura cubanas.

Sin embargo, al morir dejaba Castellanos una huella trascendente en la narrativa de la Isla. Si bien sus ficciones no rompen con la tradición del realismo positivista, ahondan en los conflictos humanos y proyectan al futuro sus inquietudes artísticas y humanistas. El escritor, que también incursionó en la política y no fue ajeno a los desafueros de su época, expone ya en la primera década del siglo temas que serán recurrentes en la literatura cubana de todo el xx, particularmente en sus libros de cuentos: De tierra adentro (La Habana, 1906); La manigua sentimental (La Habana, 1915); El cuento semanal (Madrid, 1915 y 1916); y en la novela La conjura (La Habana, 1909).

A tono con los hallazgos de la mejor literatura universal de su época, este autor en general demuestra un notable oficio. Ahora bien, por el abordaje de asuntos sociales y temáticas relacionadas con sus ideas éticas y estéticas, sus relatos demuestran su deuda con el realismo y el naturalismo. El ensayista y profesor Salvador Bueno, señaló al respecto: «Leyendo sus cuentos notamos sus vinculaciones con Maupassant, Anatole France y Eca de Queiroz. Jesús Castellanos es el primer narrador cubano que se libra del realismo español decimonónico». Por su parte, José Antonio Portuondo ha insistido en que «fue el primero en advertir la rica cantera de motivos literarios que ofrece el vivir de los humildes, iniciando con ello, en su temática, el desarrollo de los períodos siguientes del proceso del cuento en Cuba».

Castellanos aprovecha sus conocimientos pictóricos y vocación plástica para aportar a sus obras descripciones de gran precisión y frescura, valiosas para la elaboración de atmósferas y situaciones que enriquecen su prosa y aportan realismo a sus escenas. Si bien se ocupó de temáticas costumbristas, logra trascender el marco nacional con historias de fuerte dramatismo y valores imperecederos. Su antológico relato «La agonía de la garza», a pesar de presentar una estructura sencilla, es considerado con razón como el mejor de sus cuentos por el acertado desarrollo del conflicto, la intensidad del argumento y su trascendencia.

Jesús Castellanos formó parte de una generación de intelectuales que sentía la frustración de sus sueños de desarrollo social y cultural en medio de la corrupción política de la República fundada en 1902. Por esto y por el valor simbólico de varias alusiones y situaciones que pueden advertirse en su narrativa, la crítica ha señalado las connotaciones simbólicas que presenta. Las «agonías» que describe no son solo de sus personajes y seres condenados a la fatalidad, sino también de una sociedad que el autor alegoriza espléndidamente.



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Rinconete sobre Eliseo Alberto

Rinconete > Literatura
Lunes, 22 de junio de 2009
LITERATURA

Eliseo Alberto y la espiral devoradora de la palabra

Por Luis Rafael

En las fotos familiares a Lichi se le veía un chico bonachón, algo menor que su hermano Rapi (el pintor Constante Diego) y más espigado que Fefé (la poetisa y narradora Josefina de Diego). Para mí era simplemente uno de los hijos de Eliseo y Bella, el «jimagua» de Fefé. Hasta que su hermana me prestó un libro de su gemelo, quien desde 1990 residía en México. El volumen estaba forrado con un pliego de periódico y se titulaba Informe contra mí mismo (1997). Recuerdo la impresión que me causó. Era una bomba, presentaba una visión «otra» de la historia reciente de Cuba, daba testimonio de unos años en que los hijos eran convidados a «delatar» a sus padres. Eliseo Alberto de Diego (La Habana, 1951) había recibido la misión de elaborar un informe acusatorio sobre su familia. A los origenistas se les condenaba por «católicos» y por «trascendentalistas». Él debía confirmar las imputaciones. Y lo hizo. Contó que su padre, el poeta Eliseo Diego, se carteaba con escritores exiliados, como Gastón Baquero; que sus tíos Cintio Vitier y Fina García-Marruz, iban a misa; y que su familia se reunía en torno de la mesa en la Nochebuena… Al cabo, el libro será su «mea culpa», pero igualmente la denuncia de una etapa de la historia de Cuba en que la política tomó como rehén a la cultura.

Antes de marcharse de la Isla, donde estudió periodismo y fue profesor de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, Lichi escribió guiones para varios filmes, ganó premios y publicó una docena de libros, sin embargo, la edición del Informe le cambió la vida y también la obra. Declaró en una entrevista: «Informe contra mí mismo me permitió poner en blanco y negro lo que yo pensaba de Cuba y me sirvió para encontrarme conmigo mismo como escritor, si cabe la palabra». Ya no pudo regresar, tampoco escribir como antes. Vencida la auto-censura dejó de temer a la censura y comprometió su narrativa. El libro Caracol Beach (1998) galardonado con el Premio Alfaguara de Novela, llegó a vender más de 150 mil ejemplares en toda América Latina y consagró al escritor, quien por sus opiniones políticas se ganó la animadversión del gobierno cubano y de los isleños exiliados en Miami.

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara conocí personalmente a Lichi. Movía continuamente sus manos inmensas mientras hablaba y hacía chistes, cubaneaba y cautivaba. Sin embargo, detrás de sus ademanes de profesor entrenado en enamorar auditorios, estaba la melancolía que es el trasfondo de la lírica de su padre. Luego de las bromas, sobrevino el lugar común de la evocación. «Las islas son un sitio donde alguien llega y de donde alguien se va, y para ambos acontecimientos hacemos una fiesta. El horizonte es el límite de nuestra casa». Recordé fragmentos de su Informe y entonces lo supe, al cabo de la alharaca Eliseo Alberto es un caracol ensimismado, que lleva su hogar en la memoria y se aísla en la espiral devoradora de la palabra.



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Rinconete sobre Ernesto Sierra

Rinconete > Literatura
Lunes, 29 de junio de 2009
LITERATURA

Ernesto Sierra, aprendiz de América

Por Luis Rafael

José Martí defendió la soberanía cultural de la América que llamó «Nuestra»; José Lezama Lima, el edificador de mitos, escribió: «El mar violeta añora el nacimiento de los dioses / porque nacer aquí es una fiesta innombrable»; y Ernesto Sierra (1968), quien se confiesa «aprendiz de América», desde su joven obra narrativa y ensayística, profundiza en la huella descolonizadora de un pensamiento americanista vinculado al independentismo de la América Latina.

Licenciado en Letras por la Universidad de La Habana, se especializó en Literatura Hispanoamericana, de la que sería profesor en la misma facultad donde cursó estudios. Su fascinación por el tema indigenista le interesó en tradiciones y lenguas aborígenes, al punto que realizó un Diplomado en Estudios Amerindios en la Casa de América de Madrid y se convirtió en amigo de escritores tan notables como el poeta mapuche Elicura Chihuailaf (1952). Apadrinado por quien fue su maestro en los acercamientos a la cultura americana, el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, Sierra fue invitado a trabajar en la Casa de las Américas de La Habana, cuya biblioteca dirigió entre 1994-2002, y en cuya revista colaboró regularmente. En estos años publicaría además el ensayo La doble aventura de Adán Buenosayres (Premio Pinos Nuevos, 1995; La Habana, 1996), donde explora una de las novelas más ambiciosas y trascendentes del argentino Leopoldo Marechal, de quien prepara una Valoración Múltiple que en breve imprimirá la Editorial Casa de las Américas. Los artículos y ensayos de Ernesto Sierra le consagran en la vocación americanista y añaden una nota contemporánea a la tradición de rescate y difusión del arte de un Continente marginado pero que, desde la irrupción del Modernismo, conquistó la soberanía cultural.

En el año del centenario de la caída en combate de José Martí, se funda la revista literaria Jácara (1995-2005), que dedica al Apóstol cubano su primer número y a la que se vincula Ernesto Sierra. En las páginas de esta peculiar publicación holográfica, editada de forma independiente y en la que se dio a conocer el canon literario cubano de los noventa, el joven autor alumbró textos vinculadores de dos géneros que maneja sin aislarlos, la narrativa y el ensayo. Integrante de la generación de Jácara, Sierra participa de un discurso literario rompedor, que pretende continuar las búsquedas origenistas de la identidad cubana y latinoamericana al tiempo que aportar universalidad al arte de la Isla. Su libro de prosas La muerte del minotauro (La Habana, 2009), demuestra la imbricación genérica que logra el autor quien, siguiendo el modelo borgiano, consigue conjugar de manera coherente la reflexión con la ficción. Vuelta de tuerca a la temática latinoamericana, su libro de ensayos, significativamente titulado Aprendiz de América (La Habana, 2005), ofrece sus claves para comprender el devenir cultural del Continente, al tiempo que hace luz sobre la vocación americanista de Ernesto Sierra.



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Rinconete sobre Esteban Borrero

Rinconete > Literatura
Lunes, 6 de julio de 2009
LITERATURA

Los relatos de Esteban Borrero

Por Luis Rafael

Cuando se suicidó, a los 57 años, acosado por las desgracias familiares y la frustración de sus ideales independentistas, el poeta y narrador cubano Esteban Borrero y Echevarría (Camagüey, 1849 - San Diego de los Baños, 1906), dejaba tras de sí una obra significativa y fundadora. A su talento debemos el primer libro de cuentos de la literatura cubana, titulado Lecturas de Pascuas y editado en 1899, con ilustraciones de sus hijas, las también poetas y pintoras Dulce María y Juana Borrero.

El cuaderno reunía tres narraciones: «Una novelista», «Machito Pichón» y «Cuestión de Monedas», pero se distanciaba ya del artículo de costumbres, de vocación eminentemente anecdótica. Sus relatos muestran el tono reflexivo lindante con la especulación filosófica, tan común en la narrativa romántica, y se inclinan hacia lo fantástico, emparentándose con la narrativa de Edgar Allan Poe. El cuento titulado «Calófilo», que dio a conocer en la Revista de Cuba (1879), fue precedente de este tipo de texto, donde imbricaba la fábula narrativa con la parábola filosófica. También en «Aventura de las hormigas», que apareció en la Revista Cubana (1881-1891) se inclina a la ficción más fantasiosa; y en «El ciervo encantado» hace sátira política, simbolizando a Cuba bajo el nombre de Nauja y denunciando el fracaso de los ideales por los que lucharon tantos patriotas. Cierto que sus narraciones rozan el ensayo literario, mezclándolo con la ficción, en cambio los cuentos de Borrero iban más allá de la reflexión, sin dejarla de lado, ya que en ellos están presentes las preocupaciones patrióticas y existenciales del autor, que aprendió a leer y escribir en la escuela fundada por su madre, con quien se incorporaría a la guerra de independencia en 1868.

En la manigua cubana Esteban Borrero fundó dos escuelas y llegó al grado de coronel. Finalmente cayó prisionero, pero logró liberarse de la pena de muerte y del destierro luego de la Paz del Zanjón (1878). Sospechoso al gobierno español, sería admitido como maestro sin sueldo en colegios de La Habana. Superó las penurias económicas y estudió agrimensura y la carrera Pericial de Aduana; llegó incluso a ser nombrado director de la escuela nocturna El Recreo Español. Más tarde se graduó como Licenciado en Medicina y obtuvo por oposición la plaza de médico municipal de Puentes Grandes, en las afueras de la capital. Su quinta situada en la ribera del río Almendares se convertiría en centro de reuniones y de tertulias a las que asistió, entre otros, el poeta Julián del Casal. Padre de la precoz escritora y pintora Juana Borrero, el médico de Puentes Grandes publicó poemas, ensayos, artículos y relatos en la prensa de entonces. Hasta que en 1892 se trasladó a Nueva York para organizar la lucha por la independencia. A causa de la guerra de 1895 se vio obligado a emigrar con su familia a Cayo Hueso, donde murió su adorada Juana. Al regresar a Cuba en 1902, Esteban Borrero había perdido posesiones y familia. Para colmo sintió frustrados sus ideales, quizás por este motivo el relato de su intensa vida termina en el suicidio. Además del libro de cuentos fundador, editó dos cuadernos de versos: Poesía (1877) y Arpas amigas (1878); y varios ensayos, entre los que sobresale la serie titulada Alrededor del «Quijote» (1905), precursora de los estudios cervantinos, y escrita con motivo de la conmemoración del tercer centenario de la aparición de la popular novela sobre el lúcido hidalgo.



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Rinconete sobre la condesa de Merlin

Rinconete > Literatura
Lunes, 13 de julio de 2009
LITERATURA

La condesa de Merlin, fundadora de la literatura
cubana escrita por mujeres


Por Luis Rafael

María de las Mercedes Beltrán Santa Cruz y Cárdenas Montalvo y O'Farrill (La Habana 1789 - París 1852), condesa de Merlin gracias a su matrimonio con el general bonapartista y conde Antoine Christoph, después de vivir en España y Francia, pasados los cincuenta y luego de enviudar, regresa a Cuba de visita en 1840. Escritora en francés, recogería los pormenores de su aventura en una especie de diario epistolar, que publicó más tarde en París, con el título de Viage á La Habana (1844). La versión en español, aunque reducida (en francés salieron 36 cartas y en español solo 10), se edita el mismo año en Madrid, prologada por su coterránea, la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Dirigidas a parientes y amigos, artistas y hombres influyentes de entonces, las epístolas narraban a los europeos los hábitos y las costumbres del Nuevo Mundo, desde una perspectiva que se debate entre el extrañamiento y la orgullosa exposición de las virtudes de la tierra natal. Obra costumbrista y folclorista, está signada por la ambivalencia de la autora, que se inclina del neoclasicismo hacia el discurso romántico. Aunque en la versión española son eliminadas las cartas que «olían» a reformismo político, en el texto prevalece la dualidad que vive la autora franco-cubana, quien suscribió: «La France, ma mère adoptive, n’a rien changé, n’a rien diminuié de cette ardente affection pour mon pays». Eso sí, la Condesa, pionera de la crónica de sociedad, aprovechó para cargar la mano en su libro, elogiando a quienes la agasajaron mejor y para dejar mal parados a los que le desagradaron durante su estancia en la Isla.

Autora de éxito, la cubana se dedicó fundamentalmente al género biográfico y a las memorias. Además de otros textos de menos importancia que publicó en revistas, escribió su autobiografía —Mes douze premiéres années, 1831; y Souvenirs et Mémoires (Souvenirs d´une Créole), donde remarca su condición de «criolla»—; la biografía de una monja que fue su maestra en el convento de Santa Clara de La Habana (Histoire de la Soeur Inés); el relato de la desventurada vida de su amiga, la cantante española María García Malibrán (Le loisirs d´une femme du monde, 1838); y el libro Viage á La Habana.

Pese a que escribiera en francés, por su voluntad de participar en el discurso nacional, podemos decir que la condesa de Merlin es fundadora de la literatura cubana escrita por mujeres. Nacida en La Habana en una familia aristócrata (los Santa Cruz eran condes de Santa Cruz de Mopox y de San Juan de Jaruco; los Montalvo, de Macuriges y de Casa Montalvo), vivió en la Isla hasta los doce años, cuando viajó a España, requerida por su madre, Teresa Montalvo, la cual era dama de honor de la reina María Luisa y quien en la capital tenía un salón por el que transitaban políticos, escritores y artistas, entre los que sobresalieron Moratín, Quintana y Goya. Luego de la invasión napoleónica, su familia arregla su boda con el general erigido conde de Merlin por José I; y tras el derrocamiento del rey Bonaparte tiene que marchar con su esposo a París, donde la Comtesse Madame de Merlin fue testigo y protagonista de los últimos brillos del imperio de Napoleón. En la sociedad francesa se hizo famosa su tertulia, a la que se dice asistieron Rossini, Meyerbeer, Musset, Listz, Chopin, Balzac, Orfila, María Malibrán y George Sand, todos ellos cautivados (en especial la novelista) por el talante criollo de la anfitriona, de «ojos negros y animados» y «aspecto salvaje».



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