lunes, 13 de julio de 2009

Rinconete sobre Esteban Borrero

Rinconete > Literatura
Lunes, 6 de julio de 2009
LITERATURA

Los relatos de Esteban Borrero

Por Luis Rafael

Cuando se suicidó, a los 57 años, acosado por las desgracias familiares y la frustración de sus ideales independentistas, el poeta y narrador cubano Esteban Borrero y Echevarría (Camagüey, 1849 - San Diego de los Baños, 1906), dejaba tras de sí una obra significativa y fundadora. A su talento debemos el primer libro de cuentos de la literatura cubana, titulado Lecturas de Pascuas y editado en 1899, con ilustraciones de sus hijas, las también poetas y pintoras Dulce María y Juana Borrero.

El cuaderno reunía tres narraciones: «Una novelista», «Machito Pichón» y «Cuestión de Monedas», pero se distanciaba ya del artículo de costumbres, de vocación eminentemente anecdótica. Sus relatos muestran el tono reflexivo lindante con la especulación filosófica, tan común en la narrativa romántica, y se inclinan hacia lo fantástico, emparentándose con la narrativa de Edgar Allan Poe. El cuento titulado «Calófilo», que dio a conocer en la Revista de Cuba (1879), fue precedente de este tipo de texto, donde imbricaba la fábula narrativa con la parábola filosófica. También en «Aventura de las hormigas», que apareció en la Revista Cubana (1881-1891) se inclina a la ficción más fantasiosa; y en «El ciervo encantado» hace sátira política, simbolizando a Cuba bajo el nombre de Nauja y denunciando el fracaso de los ideales por los que lucharon tantos patriotas. Cierto que sus narraciones rozan el ensayo literario, mezclándolo con la ficción, en cambio los cuentos de Borrero iban más allá de la reflexión, sin dejarla de lado, ya que en ellos están presentes las preocupaciones patrióticas y existenciales del autor, que aprendió a leer y escribir en la escuela fundada por su madre, con quien se incorporaría a la guerra de independencia en 1868.

En la manigua cubana Esteban Borrero fundó dos escuelas y llegó al grado de coronel. Finalmente cayó prisionero, pero logró liberarse de la pena de muerte y del destierro luego de la Paz del Zanjón (1878). Sospechoso al gobierno español, sería admitido como maestro sin sueldo en colegios de La Habana. Superó las penurias económicas y estudió agrimensura y la carrera Pericial de Aduana; llegó incluso a ser nombrado director de la escuela nocturna El Recreo Español. Más tarde se graduó como Licenciado en Medicina y obtuvo por oposición la plaza de médico municipal de Puentes Grandes, en las afueras de la capital. Su quinta situada en la ribera del río Almendares se convertiría en centro de reuniones y de tertulias a las que asistió, entre otros, el poeta Julián del Casal. Padre de la precoz escritora y pintora Juana Borrero, el médico de Puentes Grandes publicó poemas, ensayos, artículos y relatos en la prensa de entonces. Hasta que en 1892 se trasladó a Nueva York para organizar la lucha por la independencia. A causa de la guerra de 1895 se vio obligado a emigrar con su familia a Cayo Hueso, donde murió su adorada Juana. Al regresar a Cuba en 1902, Esteban Borrero había perdido posesiones y familia. Para colmo sintió frustrados sus ideales, quizás por este motivo el relato de su intensa vida termina en el suicidio. Además del libro de cuentos fundador, editó dos cuadernos de versos: Poesía (1877) y Arpas amigas (1878); y varios ensayos, entre los que sobresale la serie titulada Alrededor del «Quijote» (1905), precursora de los estudios cervantinos, y escrita con motivo de la conmemoración del tercer centenario de la aparición de la popular novela sobre el lúcido hidalgo.



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Rinconete sobre la condesa de Merlin

Rinconete > Literatura
Lunes, 13 de julio de 2009
LITERATURA

La condesa de Merlin, fundadora de la literatura
cubana escrita por mujeres


Por Luis Rafael

María de las Mercedes Beltrán Santa Cruz y Cárdenas Montalvo y O'Farrill (La Habana 1789 - París 1852), condesa de Merlin gracias a su matrimonio con el general bonapartista y conde Antoine Christoph, después de vivir en España y Francia, pasados los cincuenta y luego de enviudar, regresa a Cuba de visita en 1840. Escritora en francés, recogería los pormenores de su aventura en una especie de diario epistolar, que publicó más tarde en París, con el título de Viage á La Habana (1844). La versión en español, aunque reducida (en francés salieron 36 cartas y en español solo 10), se edita el mismo año en Madrid, prologada por su coterránea, la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Dirigidas a parientes y amigos, artistas y hombres influyentes de entonces, las epístolas narraban a los europeos los hábitos y las costumbres del Nuevo Mundo, desde una perspectiva que se debate entre el extrañamiento y la orgullosa exposición de las virtudes de la tierra natal. Obra costumbrista y folclorista, está signada por la ambivalencia de la autora, que se inclina del neoclasicismo hacia el discurso romántico. Aunque en la versión española son eliminadas las cartas que «olían» a reformismo político, en el texto prevalece la dualidad que vive la autora franco-cubana, quien suscribió: «La France, ma mère adoptive, n’a rien changé, n’a rien diminuié de cette ardente affection pour mon pays». Eso sí, la Condesa, pionera de la crónica de sociedad, aprovechó para cargar la mano en su libro, elogiando a quienes la agasajaron mejor y para dejar mal parados a los que le desagradaron durante su estancia en la Isla.

Autora de éxito, la cubana se dedicó fundamentalmente al género biográfico y a las memorias. Además de otros textos de menos importancia que publicó en revistas, escribió su autobiografía —Mes douze premiéres années, 1831; y Souvenirs et Mémoires (Souvenirs d´une Créole), donde remarca su condición de «criolla»—; la biografía de una monja que fue su maestra en el convento de Santa Clara de La Habana (Histoire de la Soeur Inés); el relato de la desventurada vida de su amiga, la cantante española María García Malibrán (Le loisirs d´une femme du monde, 1838); y el libro Viage á La Habana.

Pese a que escribiera en francés, por su voluntad de participar en el discurso nacional, podemos decir que la condesa de Merlin es fundadora de la literatura cubana escrita por mujeres. Nacida en La Habana en una familia aristócrata (los Santa Cruz eran condes de Santa Cruz de Mopox y de San Juan de Jaruco; los Montalvo, de Macuriges y de Casa Montalvo), vivió en la Isla hasta los doce años, cuando viajó a España, requerida por su madre, Teresa Montalvo, la cual era dama de honor de la reina María Luisa y quien en la capital tenía un salón por el que transitaban políticos, escritores y artistas, entre los que sobresalieron Moratín, Quintana y Goya. Luego de la invasión napoleónica, su familia arregla su boda con el general erigido conde de Merlin por José I; y tras el derrocamiento del rey Bonaparte tiene que marchar con su esposo a París, donde la Comtesse Madame de Merlin fue testigo y protagonista de los últimos brillos del imperio de Napoleón. En la sociedad francesa se hizo famosa su tertulia, a la que se dice asistieron Rossini, Meyerbeer, Musset, Listz, Chopin, Balzac, Orfila, María Malibrán y George Sand, todos ellos cautivados (en especial la novelista) por el talante criollo de la anfitriona, de «ojos negros y animados» y «aspecto salvaje».



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jueves, 25 de junio de 2009

Liz desea en e-book

La Editorial Sigla ofrece ya en su web la posibilidad de adquirir la novela Liz Desea, de Luis Rafael, como libro digital.
Además, las novelas Muchacha azul bajo la lluvia, de Amir Valle y Magister Dixit, de Ásley Mármol.
Esta novedosa Editorial comercializa sus libros impresos en papel y en formato e-book a través del portal Amazon.com, para llegar a lectores de cualquier latitud.


Para más información acceda a:

http://www.editorialsigla.com/librera.htm

http://www.amazon.com/s/ref=nb_ss_gw?url=search-alias%3Daps&field-keywords=liz+desea


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miércoles, 10 de junio de 2009

Taller de verano. Escritura de cuentos, poesías y canciones para niños

Cómo escribir cuentos, poesías y canciones para niños. Guía de primeros auxilios.


Matrículas abiertas!!


http://www.fuentetajaliteraria.com/ficha_taller.php?id=327




FICHA RESUMEN TALLER

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• Periodicidad: Intensivo


• Duración: Dos semanas


• Comienzo: 06/07/2009


• Apertura de grupos: Julio 2009


• Horario: Del 6 al 16 de julio
Lunes, martes, miércoles y jueves de 17,30 a 19,30


• Apertura matricula: 01/06/2009


• Cierre matricula: 06/07/2009




Introducción




El curso estará centrado en la descripción de la literatura para niños y jóvenes, sus presupuestos básicos y en la técnica para la escritura de textos creativos para niños. Al aficionado a la escritura que se acerca por vez primera a un taller de creación le será sumamente útil ya que lo dotará de los rudimentos necesarios para el análisis y la composición, tanto de textos narrativos como líricos y cancionísticos. Al alumno con experiencia en talleres también le será de gran beneficio ya que a diferencia de otros cursos este focaliza una zona poco conocida y de interés universal, el mundo infantil, con sus particularidades psicológicas, sociológicas, históricas y presupuestos para la escritura de textos efectivos en la comunicación con el niño. Todo el trabajo será interactivo y combinando la teoría con la práctica de escritura.
Mediante juegos, textos incitadores y ejercicios de escritura creativa, el curso ofrecerá las claves para la elaboración de cuentos, poemas y canciones destinados a los más pequeños. Además de la práctica de técnicas de escritura, composición y desbloqueo, se adentrará en el estudio de los elementos básicos de la escritura de obras efectivas en la comunicación con los niños.




Objetivos



Desarrollar habilidades para la elaboración de cuentos, poemas y canciones para niños a partir de la lectura crítica, el comentario de textos y la práctica de la escritura creativa.



Programa



Temas:
1. La literatura para niños y el universo infantil.
2. El didactismo y la educación.
3. Los retos de la escritura para niños. Tradición e innovación.
4. Fantasía, realidad, humor y lenguaje.
5. El relato destinado a los niños. Técnicas del cuento.
6. La poesía para niños. Composición y versificación.
7. Vínculos entre la poesía y la canción para niños.
8. Contar, recitar y cantar.





Dirección y Coordinación


Luis Rafael: Doctor en Filología Hispánica, Máster en Didáctica y Máster en Estudios Literarios. Colabora con el Instituto Cervantes como columnista de la sección Rinconete. En Cuba dirigió los talleres Miguel de Cervantes (1989-1994), Enrique José Varona (1995-1997), la revista literaria Jácara (1995-2005). Ha impartido clases y dictado conferencias, entre otras, en la Universidad de La Habana, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Universidad de Salamanca, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Barcelona, la Universidad de Girona, la Universidad de Murcia, la Universidad de la Sorbona, la Universidad de Grenoble. Ha publicado una veintena de libros de diferentes géneros. Sobresalen entre los más reciente: Juana, el talento precoz (Premio Nacional de Ensayo "Eliseo Diego" 1996; ensayo, 1998), Cartas al padre (poesía, edición bilingüe español-árabe, 2000), El detective Perrín acude al llamado (cuentos policíacos para niños, 2002, 2003, 2004), Los hijos de Adán (cuento, 2002), Colómbico (poesía, 2003), Eliseo Diego: donde la demasiada luz (ensayo, 2004), Cuentos para dormir (cuentos para niños, 2005, 2008), Crece en mi cuerpo el mundo (poesía para niños, 2005), Mulato (novela para jóvenes, 2006; Premio Nacional "La Rosa Blanca" de Mejor Texto 2007), El dueño de los caballitos (cuento, 2006, 2007), Cartas al hijo (poesía, 2008), Liz desea (novela, 2009). Compiló y publicó diversas antologías de literatura hispanoamericana.


Modo de pago

PRECIO
El precio del taller es de 160 euros.

FORMAS DE PAGO
Mediante recibo bancario, pago con tarjeta de crédito o al contado en las oficinas.

Importante: El hecho de hacer constar en el momento de la inscripción tus datos de cuenta bancaria o de tu tarjeta de crédito en el servidor seguro no implica el cargo automático del importe del taller. Este se realizará con diez días de antelación a la fecha de inicio del taller.
De este modo quedarías inscrito en el taller con la plaza asegurada sin necesidad de un desembolso inmediato.

Puedes consultarnos en nuestras oficinas, en la dirección de correo electrónico info@fuentetajaliteraria.com o en el teléfono 915311509.



Dudas



INFORMACIÓN:
Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja
C/ San Bernardo 13, 3º izquierda
28015 Madrid
Tel: 91 531 15 09
e-mail: info@fuentetajaliteraria.com


LUGAR: C/ San Bernardo 13, 3º izquierda
28015 Madrid
Metro: Callao, Santo Domingo y Plaza de España
Autobuses EMT: 1, 2, 3, 44, 46, 74, 75, 133, 146, 147, 148, 202

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domingo, 31 de mayo de 2009

Rinconete sobre José Ángel Buesa

Rinconete > Literatura
Lunes, 1 de junio de 2009
LITERATURA


La lírica neorromántica de José Ángel Buesa

Por Luis Rafael

Aunque dejó de componer versos hace décadas, a partir de la aparición de su primer libro, La fuga de las horas (1932), José Ángel Buesa (Las Villas, 1910- Santo Domingo, 1982), pese a sus detractores, es uno de los poetas cubanos más leídos del mundo. Entre las décadas de 1930 y 1940 compuso una docena de poemarios, que en su época se vendieron como panes para hambrientos de literatura sentimental y Buesa se convirtió en la figura cimera del Neorromanticismo en Cuba.

¿Quién no escuchó alguno de sus textos, de tono elegiaco y sentimental, algo afectados ciertamente, pero no por eso menos intensos? «Pasarás por mi vida sin saber que pasaste»; «pero te digo adiós, para toda la vida / aunque toda la vida siga pensando en ti»; «yo te amaré en silencio, como algo inaccesible / como un sueño que nunca lograré realizar»; «y si un día una lágrima denuncia mi tormento/ el tormento infinito que te quiero ocultar / te diré sonriente, no es nada, ha sido el viento / me enjugaré la lágrima, y jamás lo sabrás». La antología de su lírica refleja los contrastes y los excesos del amor, desde la inseguridad, el resentimiento, los celos, hasta las pasiones «ilícitas»…

Escritor precoz, a los 7 años comenzó a componer versos, que tomarían fisonomía romántica en su adolescencia cienfueguera. En la sureña ciudad, ubicada en la región central de Cuba, acodado en su malecón y contemplando, a un lado las barcas de pobres pescadores y al otro los palacios burgueses, creó metáforas hijas del coloquio, en las que los elementos marinos y la naturaleza tropical configuran un discurso cromático y melódico, síntesis de la musicalidad del lenguaje popular. Finalmente en La Habana, a los 22 años publica su primer libro y el éxito de algunas de las composiciones le ganó el reconocimiento y lo profesionalizó como escritor. Enseguida aparecieron: Misas paganas (1933), Babel (1936), Canto final (1936), Oasis, Hyacinthus, Prometeo, La Vejez de Don Juan, Odas por la Victoria y Muerte Diaria (todos en 1943), Cantos de Proteo (1944), Lamentaciones de Proteo, Canciones de Adán (ambos en 1947), Poemas en la Arena, Alegría de Proteo (en 1948), Nuevo Oasis y Poeta Enamorado (1949). Algunos de sus cuadernos se leen con voracidad y se reimprimen sin cesar. De ahí que el autor gane dinero con sus versos, se haga famoso y consiga colarse en el mundo de la radio y la televisión, medios para los cuales escribió novelas y libretos.

Por entonces el Neorromanticismo se abría paso pese a la experimentación vanguardista, desde títulos de Pablo Neruda como Crepusculario (1922) y Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) hasta la lírica inicial de Vicente Aleixandre, dando la razón a Rubén Darío, quien a principios del siglo xx admitió: «¿Quién que Es, no es romántico?». Buesa aprovechó el filón, o acaso sintonizó con un espíritu de época que lo haría trascendente, ya que generaciones de lectores se han sentido reflejados en su obra. Su poema «Canto final» fue incluido por Juan Ramón Jiménez en su antología de la lírica cubana de 1936; Leopoldo Panero, Benedetti y otros estudios de las letras hispanoamericanas, se han detenido con reverencia en su creación. Sus versos continúan publicándose y traduciéndose, incluso han sido musicalizados. Cierto que su poesía es predominantemente cursi, sin embargo, ¿acaso no lo es el amor mismo? «Sí, solo para quien no esté enamorado». En cambio, cada vez que un joven recita los poemas de Oasis, mirando a los ojos de la chica que le hace temblar de pasión, confirma a José Ángel Buesa como un clásico de la poesía hispanoamericana.


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lunes, 25 de mayo de 2009

Rinconete sobre Mariano Brull

Rinconete > Literatura
Lunes, 25 de mayo de 2009
LITERATURA


Mariano Brull y la jitanjáfora

Por Luis Rafael

En su célebre libro La Experiencia Literaria (1942), relató Alfonso Reyes que un grupo de escritores —varios de ellos hispanos— que residían en París a inicios del siglo xx, durante el apogeo de la vanguardia, solía reunirse en la casa del poeta y diplomático Mariano Brull (Camagüey, 1891- La Habana, 1956), donde acostumbraban realizar juegos literarios. Allí fue testigo de un hallazgo, el de la «jitanjáfora», nuevo recurso expresivo nacido de la experimentación con el verso. Según Reyes, una de las hijas del cubano, preparada para leer un texto de su padre donde no importaban las palabras sino los sonidos, extremó en broma la recitación y se puso a «gorjear»: «Filiflama alabe cundre...». Era el colmo, la falta total de significado, el divertimento y la música puestos en primer sitio. Enseguida el teórico mexicano escogió una de las «palabras» más sonoras de la composición de Brull, que se titula «Leyenda», para dar nombre a «todo este género de poema o fórmula verbal».

Descendientes del disparate y de la música, las «jitanjáforas», sin embargo, navegaron con estrella y se impusieron en nuestra lírica. Entre los cubanos, además de Brull, Emilio Ballagas y Nicolás Guillén incorporaron la técnica a sus composiciones, para conseguir efectos rítmicos y hasta originales sentidos temáticos, acercándose a la llamada «jitanjáfora impura», que no se resiste a la interpretación y está construida sobre la base de aliteraciones.

Durante su estancia en París, Mariano Brull publicó un poemario traducido a la lengua gala, y tres en ediciones bilingües español-francés. Escribió además buena parte de su obra, contenida en: Poemas en menguante (1928), Canto redondo (1934) y Solo de rosa (1941). También traductor al castellano de Paul Valéry, Joyce Kilmer, Dante Gabriel Rossetti, Mallarmé, ganó reputación como uno de los protagonistas de la revolución formal de entonces. Igualmente, debido al juego lingüístico que proponen, sus textos abren sendas para la lírica contemporánea, sobre todo a la literatura infantil y a escritores como Lorca y Alberti, dados al retozo rítmico. En varios poetas hallamos resonancias suyas, por ejemplo, de «Verde Halago», donde versa: «Por el verde, verde / verdería de verde mar / Rr con Rr. […]// Verdor y verdín / verdumbre y verdura / verde, doble verde / de col y lechuga. [...]// Vengo del Mundodolido / y en Verdehalago me estoy».

El interesante acierto literario parte de la búsqueda de una expresión lírica sin referentes en la realidad, sin condicionamientos semánticos y capaz de trascender su contexto y al propio creador. Cierto que la «jitanjáfora», en algunos casos, se desvía hacia el sinsentido y al esperpento lírico; en cambio, composiciones incluidas en sus Poemas en menguante logran un discurso ajeno a la realidad, de original expresión, que derivaría hacia la llamada «poesía pura», de la cual Mariano Brull resultó uno de los más importantes exponentes.


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Rinconete sobre Abel Prieto

Rinconete > Literatura
Jueves, 14 de mayo de 2009
LITERATURA


Abel Prieto, entre la ficción y el ensayo

Por Luis Rafael

En su descripción de la poética de José Lezama Lima, autor a que ha consagrado varios estudios, Abel Prieto Jiménez (Pinar del Río, 1950), enfatiza en el discurso de «lo cubano» y en la conservación de la identidad. Su interpretación de la cultura nacional coincide con la expuesta por Lezama y sobre todo por Cintio Vitier, quien deslinda entre el discurso «propio» (auténtico) y el «ajeno» (extranjerizante), basado sobre el independentismo integrador, que definió en su vida y su obra el Apóstol José Martí. Y es que la obra de Prieto, más allá de las pretensiones formales, evidencia un pensamiento emancipador, que expresa claramente su deseo de exponer tesis ideo-estéticas, continuadoras del pensamiento descolonizador cubano, de salvaguardia de la identidad nacional ante el influjo extranjerizante de culturas coloniales y neo-coloniales.

Igual que en sus ensayos y artículos, en su narrativa, sobresalen las preocupaciones y concepciones intelectuales del artista, al punto de exponer tesis ideológicas en relatos que forman parte de sus libros Los bitongos y los guapos (La Habana, 1980); No me falles, gallego (La Habana, 1983); y sobre todo en el volumen Noche de Sábado (La Habana, 1989; Premio de la Crítica), donde contrapone la frivolidad a la búsqueda de finalidad. El mismo dilema reaparece en su novela El vuelo del gato (La Habana, 1999), narración que se debate entre la ficción y el ensayo para indagar en la diversidad de sendas que confluyen en la conformación de «lo cubano». Haciendo gala de su humor, parodia situaciones y actuaciones, retrata costumbres y propone el sincretismo como fórmula de adaptar la identidad a los nuevos tiempos. Superado el paréntesis del «quinquenio gris», de la censura, los modelos culturales impuestos y el realismo socialista, más allá de los conflictos de sus protagonistas, El vuelo del gato resulta un reflejo de la sociedad cubana entre las décadas de 1960 y 1980, llena de contradicciones pero aún esperanzada en un futuro mejor.

Primero como profesor universitario, luego desde la dirección de la Editorial Letras Cubanas, más tarde en la presidencia de la Asociación de Escritores y finalmente en el cargo de Ministro de Cultura, Prieto abre paso a un diálogo enriquecedor para la cultura de la Isla, decisivo en la mejora de las relaciones entre el gobierno y la comunidad intelectual, radicada en la Isla o fuera de su territorio. Poco amigo de los dogmas y enemigo declarado del maniqueísmo extremo que enarbolaron otros dirigentes, desde sus años universitarios ha sido coherente con la idea de que la cultura cubana, hágase en una u otra orilla, es una sola, siempre que participe de una voluntad de integración u autoctonía que la anima desde los tiempos de José María Heredia. Este pensamiento, heredero de la ideología origenista, se impondría al cabo de estancos y décadas de «grisura», hasta erigirse en política cultural, en gran medida gracias a los esfuerzos de la generación de 1980, en la que Abel Prieto resulta figura clave.



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