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Lunes, 27 de abril de 2009
LITERATURA
Rafael María de Mendive, maestro de Martí
Por Luis Rafael
Cuánto debemos los hombres a esos educadores inolvidables que nos inculcaron amores y desamores. En el caso de Martí, fue su maestro Rafael María de Mendive (La Habana, 1821-1886), quien le inculcó el sentimiento patriótico y las ansias independentistas a que consagró su vida.
Quiso el azar que el niño José Martí fuese al Colegio «San Pablo», fundado por Mendive, donde tuvo como guía al poeta y pedagogo cubano, quien enseguida notó la genialidad del discípulo y lo apadrinó hasta el punto de enfrentarse a su padre para que le permitiera continuar su formación. Gracias a él, Martí ingresa en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, hace traducciones, ahonda en el conocimiento de la poesía y escribe sus primeros artículos. Mendive incluso costeó los estudios de su discípulo predilecto y orientó sus lecturas. Como reconoció Martí mismo, el maestro fue para él un segundo padre e influyó decisivamente en su formación patriótica y cultural, hasta su condena al destierro en 1869 por sus ideas independentistas, fecha en que tiene que marcharse a España, de donde pasa a Estados Unidos para regresar a Cuba luego del Pacto del Zanjón, en 1878. Sin embargo, para entonces Martí había sido también penado al destierro, ya que las autoridades gubernamentales encontraron en la casa de su condiscípulo Fermín Valdés Domínguez una carta dirigida a otro ex-alumno de Mendive, donde lo calificaban de traidor por haberse alistado en el ejército colonial. Presuntos autores del documento, Martí y Valdés Domínguez fueron juzgados y condenados en consejo de guerra, el primero a seis años y el segundo —perteneciente a una familia acaudalada—, a seis meses de cárcel. Con solo 16 años, Martí ingresa en prisión y es llevado a trabajar en las canteras de San Lázaro. Conmutada la pena por el destierro, parte a España en 1871. Entonces, bajo el influjo de las ideas de su pedagogo, ideas que ya para entonces son propias, publicará su testimonio del calvario vivido, El Presidio Político en Cuba, su primera obra significativa en prosa, hito de una larga lista de textos encaminados a la divulgación del oprobio colonial.
En la ideología de Mendive influyó el romanticismo, movimiento que enriqueció con su literatura, ya que llegó a formar parte de la llamada «reacción del buen gusto», que se opuso a los excesos de la literatura grandilocuente de los primeros autores de ese movimiento. Traductor de Lord Byron, de Thomas Moore y de Longfellow, él prefiere el tono melancólico, las atmósferas apacibles y las metáforas naturales, que le acercan al intimismo. La lírica de Rafael María de Mendive toma como inspiración el paisaje cubano, se focaliza en elementos aparentemente insignificantes, con los que el artista se identifica: la palma, el mango, la ceiba, la paz y el éxtasis de la naturaleza. Entre sus poemas de fina sensibilidad, destacan «A un arroyo», «Los dormidos», «La oración de la tarde» y «La gota de rocío», donde versa: «Cuán bella en la pluma sedosa de un ave, / o en pétalo suave / de nítida flor, / titila en las noches serenas de estío / la diáfana gota de leve rocío…».
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lunes, 25 de mayo de 2009
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